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‘La muerte voluntaria en Japón’, de Maurice Pinget en PlayGround. Por Luna Miguel

Es horrible que en Japón se suiciden bonito, por Luna Miguel

Breve historia del suicidio en Japón a través del ensayo ‘La muerte voluntaria en Japón’, de Maurice Pinget y del manga ‘El barrio de la luz’, de Inio Asano

 

Historia de un país a través de sus suicidas

En el ensayo La muerte voluntaria en Japón, escrito por el francés Maurice Pinguet y publicado originalmente en Francia en 1984 —en España hemos tenido que esperar a 2017 para leerlo a través de Adriana Hidalgo Editora— descubrimos todos los significados del suicidio en Japón.

Porque el “arte de quitarse la vida” en la sociedad nipona no tiene nada de nuevo.

Mucho antes de llegar a los más de 30.000 suicidios de 1998, su cultura ya albergaba poemas, novelas, leyendas y múltiples referencias a esta manera de morir desde siglos pasados, y Japón ya estaba considerado como uno de los países con mayor número de suicidios registrados del mundo.

Podría decirse, sobre todo tras adentrarse en el libro de Pinguet, que narrar la la muerte voluntaria en Japón es lo mismo que contar la historia general de este país.

Sus gustos, sus obsesiones, sus fobias, su política, su relación con la religión, con el amor o con el sexo, su trabajo, su gastronomía, su literatura, su arte, sus pesadillas: todas esas cosas guardan relación con la muerte, quizá porque en su cultura esta muerte no está menospreciada en comparación con la vida.

Ambas son respetadas, porque ambas son incomprensibles. Por eso hay que ser digno de ellas. Por eso el suicidio muchas veces es visto como una manera pacífica —o justa— de abandonar el mundo: apartándonos de la vida que no merecemos, pero sin molestar a la muerte y por lo tanto ahorrándole el trabajo de matarnos.

Pero decir que la muerte voluntaria en Japón sólo es eso, sería no ser fiel a todo lo que en realidad representa .