El libro de Antonio Di Benedetto, recién llevado al cine por Lucrecia Martel, salió en 1956, pero pertenecía ya a una tradición; entre las postergaciones indefinidas y las atmósferas asfixiantes
Antonio Di Benedetto dedicó Zama, novela publicada en 1956, «a las víctimas de la espera». Una de las grandes novelas de América latina, que fue elogiada por Augusto Roa Bastos, Juan José Saer y J. M. Coetzee, entre muchos otros, tuvo finalmente su versión cinematográfica, estrenada el jueves pasado. Al día siguiente se conoció la noticia de que la película de Lucrecia Martel no sólo competirá en los premios Goya, sino que además representará a la Argentina en el Oscar a la mejor película en idioma extranjero, esto último si logra sortear las instancias previas a la selección final.
En conversación con Coetzee (Premio Nobel de Literatura 2003) en la edición de este año de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, y más tarde en una decena de entrevistas que concedió para acompañar el estreno del film, Martel declaró que para ella el tema de Zama no era la espera, sino «la ineficacia de la muerte» o, como se dice en el film, «la conquista de la permanencia». No obstante, más allá de las palabras de la directora, la novela de Di Benedetto, que ya va por su décima edición en el sello Adriana Hidalgo, integra una tradición de novelas de la espera. En ellas, los personajes, en quietud pasmosa o en medio de un trajín que muchas veces no los acerca a ninguna parte, aguardan la llegada de ejércitos enemigos, epifanías o milagros.
«En todo el siglo XX la literatura supo corporizar la espera como una forma de reflexión en torno al ser -dice a la nacion Walter Romero, docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires-. Dado a esperar, el personaje literario se confina a convivir con lo irrisorio, que además roza, de manera inquietante, la fuerza de la costumbre y su correlato onírico. Mientras Kafka convirtió el final eternamente postergado en una vasta poética de la demora, en El desierto de los tártaros o en la ahora revisitada Zama, la espera es siempre un teatro desesperante en el que el acontecimiento se alienta, pero no adviene.» Según Romero, esas ficciones intentan capturar al ser en su camino hacia la nada. Elegimos algunas de las más destacadas novelas de la espera publicadas durante el siglo pasado.
El castillo, de Franz Kafka (1926)

El intento de K de conocer a las autoridades del castillo, para el que supuestamente debe cumplir funciones de agrimensor, se ve aplazado de manera continua. Alojado en un pueblo vecino que está comunicado con el castillo de formas misteriosas, aguarda el llamado de los patrones. Sin éxito, intenta descifrar los códigos de esa población y el sentido de su misión allí. El castillo tuvo una versión fílmica en 1968, dirigida por Rudolf Noelte, y en 1997 Michael Haneke hizo una serie para la televisión austríaca con la novela de Kafka.
El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati (1940)

Fue publicada años antes que Zama y se la considera la obra maestra del escritor italiano. Su novela también fue llevada al cine, en 1976, por Valerio Zurlini, y Jorge Luis Borges la incluyó en la colección Biblioteca Personal. En la novela, Giovanni Drogo viaja al desierto y en una fortaleza militar espera un acontecimiento que jamás se realiza. Mientras, el destino del personaje se diluye en una trama de episodios en apariencia insignificantes.
La mujer de arena, de Kobo Abe (1962)

Niki Junpei es un entomólogo aficionado y profesor de escuela. Un día sale en busca de insectos a un desierto de arena, en busca de un raro ejemplar. La belleza del paisaje lo distrae, pierde la noción del tiempo y se ve obligado a quedarse a pasar la noche allí. Un desconocido lo conduce a una casa extraña, situada bajo un pozo de arena. En ella vive una joven viuda. El objetivo de Junpei es pasar la noche y marcharse al día siguiente, pero por extrañas circunstancias permanece en el lugar días, semanas y meses. Entre él y la mujer al principio se establece una convivencia hostil, mientras el protagonista planea huir de diferentes modos. En 1964, el director Hiroshi Teshigahara filmó la novela de Abe, que obtuvo el premio del jurado del Festival de Cannes.
Esperando a los bárbaros, de J. M. Coetzee (1980)

Ambientada en una ciudad que teme la invasión de una tribu de la que no se tiene ningún registro patente, la novela de Coetzee narra el modo en que los presuntos defensores de la población (los militares) se aprovechan de la paranoia de los civiles y ocupan el lugar para imponer la ley marcial. Un juez intenta aclarar la situación ante las autoridades, pero de inmediato es humillado y luego encarcelado. En simultáneo, la novela cuenta la historia sentimental del anciano juez que, en prisión, se enamora de una de las «bárbaras» secuestradas y torturadas por los guardianes del orden. En 2016, el director colombiano Ciro Guerra anunció que llevaría a la pantalla grande la tercera novela de Coetzee.
La espera, de Ha Jin (1999)

En los años sesenta, en plena Revolución Cultural, un joven médico y oficial del ejército chino acepta casarse en un matrimonio arreglado por su familia con una mujer a la que ni siquiera conoce. Si bien el matrimonio no lo hace feliz, al menos satisface sus necesidades cotidianas. En el hospital donde trabaja, conoce a una enfermera; el amor que surge entre ambos deberá enfrentarse a las imposiciones de la burocracia comunista. De a poco, una atmósfera de recelo envuelve al protagonista. Mientras, en su pueblo natal, su esposa fiel, humilde y esforzada lo espera sin reproches. A lo largo de varios años, cada verano Lin pide el divorcio. Escrita en inglés, La espera fue la primera novela del escritor chino Ha Jin, con la que obtuvo en 1999 los premios National Book y el PEN/Faulkner de novela en Estados Unidos.